Desviación de la luz
La atmósfera terrestre perturba la visión que tenemos de los objetos celestes. Para una estrella, se
traduce por el hecho que las estrellas centellean. Para un objeto extenso como el Sol, por la deformación
de su imagen. De hecho, nos esperamos ver el Sol como un disco. Pero, al cruzar una larga
capa de atmósfera con importantes gradientes térmicos, al amanecer, y más todavía al
atardecer,
se le ve deformado y con una forma variable.
Estas
perturbaciones
trastornan las observaciones astronómicas. Se pueden minimizar si no se observa al horizonte, lo que
nunca se hace... aún cuando las circunstancias así lo exigen.
En un medio sin turbulencias
En el vacío o cualquier medio homogéneo la luz de un objeto no resuelto, por ejemplo una estrella, se
propaga como una onda plana. Las superficies de onda se mueven sin perturbación
hasta la pupila de entrada del detector. Ello transforma las ondas planas en
ondas
esféricas.
Turbulencia
En un medio heterogéneo o turbulento, las variaciones de índice a lo largo del camino óptico
desfasan los rayos entre ellos. Ello conduce a la deformacion progresiva del frente de onda:
plano al principio para un objeto en el infinito, éste adquiere protuberancias poco a poco.
La variaciones de fase correspondiente vuelven la pupila parcialmente incoherente. La figura de
difracción está entonces modificada:
franjas
aparecen, animadas de movimientos aleatorios.