Antes de Copérnico : el sitema ptolemaico
En el siglo II después de J.C., Ptolomeo (100-170) suponía que la Tierra estaba en el centro del sistema
solar (y con ello en el centro del Universo, según se concebía en esa época). Reproducía el
movimiento de los planetas mediante una sucesión de movimientos circulares encajados. Sus
ideas contribuyeron durante más de catorce siglos a la admisión del hecho de que la
Tierra
estaba inmóvil en el centro del Universo.
Los trabajos astronómicos de Ptolomeo están agrupados en una obra mayor, la
gran sintaxis
matemática, más conocida por el nombre árabe de Almagesto. El Almagesto retoma a grandes líneas la
visión aristotélica del mundo físico, con los mismos dogmas y principios: dicotomía Tierra/Universo,
inmobilidad de la Tierra, etc.
Ptolomeo relanzó la idea de las esferas encajadas y perfeccionó enormemente los modelos griegos.
Introdujo la noción de punto ecuante, un punto ficticio simétrico de la Tierra con respecto al centro
excéntrico de la órbita de un planeta. El sistema resultante es extremadamente complejo, pero de una
precisión matemática notable (de esta manera el modelo ptolemaico permite predecir eclipses de Sol).
La perfección de este modelo hará que globalmente no sea puesto en entredicho hasta el siglo
XVI.
El sistema copernicano
Copérnico (1473-1543), impresionado por la complejidad del sistema ptolemaico, concibió una
nueva representación del mundo, en la que el Sol está fijo en el centro del sistema solar. Esta
revolución del pensamiento no se impondrá hasta después de las observaciones de Galileo.
En el
sistema
copernicano, el Sol sustituye a la Tierra como centro del mundo.
Nicolás Copérnico publicó su obra
De Revolutionibus orbium caelestium en el año de su muerte. Todos
los movimientos planetarios están centrados en el Sol, y la Tierra no es inmóvil, ni está en el centro del
Universo.
De hecho está afectada por 2 movimientos: el primero en torno a sí misma en 24 horas (que
sustituye al movimiento de la esfera de las estrellas fijas de los antiguos Griegos) y
el segundo alrededor del Sol en un año, haciendo de la Tierra un planeta como los
demás.
Contrariamente a lo que se cree en algunas ocasiones, Copérnico no demostró el heliocentrismo, ya que
habrá que esperar más de 150 años para tener una prueba del movimiento de la Tierra. El argumento de
Copérnico es que su modelo es más simple, más lógico y más "armonioso" que el de Ptolomeo
(incluso si en detalle el funcionamiento matemático del sistema copernicano es bastante
complejo).
El
De Revolutionibus, pese a su aspecto fundamentalmente revolucionario, fue recibido con una relativa
indiferencia por parte de los sabios de la época. Los trabajos de Copérnico conocieron en un primer
tiempo la fama, gracias a las efemérides de los planetas que fueron deducidas a partir de
ellos.