Luna y marea
Los fenómenos de marea han sido estudiados desde la Antigüedad (en particular por los Griegos
y los Romanos). Desde el año 350 antes de nuestra era, Aristóteles atribuía las mareas a la
Luna y al Sol, afirmando que éstos atraían el agua del mar.
Plinio el Antiguo, enuncia en el primer siglo en su Historia Natural: "Sobre la naturaleza de
las aguas, muchas cosas han sido dichas; pero este avance y retroceso de las aguas es de los
más extraordinarios; pese a que este fenómeno sea muy variado, su causa reside en el Sol y en
la Luna". Observa dos mareas por día: "Entre dos salidas de la Luna, el mar sube dos veces
y baja dos veces en cada intervalo de 24 horas". Plinio subraya el hecho de que "Las mareas
nunca se reproducen en el mismo momento que el día anterior, como si jadearan por la falta
del astro ávido que atrae hacia sí los mares para abrevar".
De la misma manera describe muy bien el lapso de tiempo entre las mareas altas y el paso por
el meridiano de la Luna "dado que los fenómenos celestes hacen sentir siempre sus efectos en
la Tierra con retardo con respecto a su observación, como el rayo, el trueno o e relámpago",
describe la correlación entre las mareas vivas y las lunas nueva y llena y entre las mareas
muertas y los cuartos "En el momento de la
conjunción,
éstas igualan las mareas de Luna llena".
Diversas teorías
Si los hechos observacionales parecían claros, el mecanismo motor de las mareas tuvo que esperar a
Newton
para comenzar a ser desvelado. Anteriormente prevalecía el
principio de simpatía: el agua de la Luna
(¡!) atrae al agua de la Tierra.
Galileo propone un modelo en analogía con un péndulo. Descartes (1596 - 1650) aporta una explicación
coherente, que relaciona los astros con la materia y los hace desplazarse por remolinos. La Luna
comprime la materia del cielo, que aplasta el agua.
Marea y gravitación universal